"En este mundo todos estamos locos, de lo contrario nadie hubiera sobrevivido como hasta ahora lo ha hecho" ~~Lilium Gore

miércoles, 5 de septiembre de 2012

"Reversa / Reverse (One-shot)"

 


REVERSA


**Nota importante**: Todos los trabajos aquí puestos están bajo COPYRIGHT (Derechos de Autor), así que por favor ¡NO LOS USEN SIN MI PERMISO! Y si lo hacen, al menos sean tan amables de poner MI NOMBRE como autor, que ser escritor no es nada fácil como para que roben mis trabajos. Gracias. :)

            Y el tiempo se detuvo…

            La pequeña niña de cabellos negros rio extasiada, abriendo sus brazos de par en par. No había nada más hermoso que eso. No existía nada más impresionante que esa creación; que su creación.

            El fin había llegado, manchando los colores de la vida, rompiendo las hojas de los árboles. El mundo había cambiado, eso era obvio. La risa de la niña invadió todos los rincones, logrando que la tierra se partiera en dos.

            ¿Qué más glamuroso que ver la tierra podrirse?

            Las personas cayeron, lloriqueando como viles ratas, arrastrándose por el suelo manchado en rojo. Todos la veían, pero no entendía su belleza.

            El reloj seguía sin moverse. Parecía que estaría así una eternidad. Entonces, esa chiquilla comenzó a bailar, juntando sobre si la sangre impura de los espectadores, desangrando a cada animal residente de ese vacío mundo.

            Nada tenía sentido, pero a la vez todo lo tenía.

            Todo era como un sueño, pero claramente no lo era.

           La pequeña bailó y bailó, dando vueltas sobre su mismo eje, riendo sin parar, creando más dolor. El olor a muerte la excitaba, el sonido de los huesos rompiéndose la hacían desear más. ¿Dónde más podría encontrar esta belleza distorsionada?
            Los espectadores alzaron sus manos, mientras veían como su mundo se tornaba en sombras. Sus esperanzas estaban perdidas, aunque veían con desesperación la pequeña luz que poco a poco comenzaba a desaparecer. Ella era todo, ella era nada.           

            El fin del mundo se llevó a cabo, comenzando solo con una pequeña sonrisa que salió de ese rostro suciamente angelical. Los insectos salieron de sus escondites, arremolinándose cerca de ese ser alado. Ellos eran sus seguidores, ellos la protegían. Las arañas tejieron telarañas, haciendo presas a los espectadores, mientras las polillas llegaban a comer esa podrida carne.

            El miedo era la mejor comida que cualquier animal puede tener. El miedo hace más fuerte a la muerte. Sin miedo no se puede ser feliz, sin miedo no se puede vivir una vida. Ellos la tenían, y ella lo deseaba.

            El reloj que pendía de una telaraña comenzó a moverse, atravesando el corazón de aquellos considerados puros. Los gusanos atravesaron sus pechos, al tiempo que los cuervos llegaban a comerse sus brillantes pero ciegos ojos.

            La niña se detuvo, mirando detenidamente su gloriosa creación. La oscuridad lo era todo. Sin oscuridad no hay luz y sin luz no hay oscuridad. La maldad coexiste con la bondad, la maldad alimenta a los débiles, la maldad crea la esperanza.

Su sonrisa desapareció, deteniendo la destrucción. Sus pasos retumbaron como duros ecos en el viento. Los espectadores gemían, moviéndose como gusanos dentro de una frágil pupa, pero claramente nunca tendrían alas.

            La inocente criatura de cabellos negros se detuvo frente al reloj de oro y con su gentil mano, lo tomó. 6:35, la hora de la verdad. La hora del regreso.

            Solo un minuto pasó, cuando los insectos comenzaron a cambiar. Primero les salieron manos, luego piernas hasta que se crearon los nuevos habitantes de ese deplorable mundo. Los espectadores, envueltos ahora completamente en esa fuerte tela, comenzaron a perder su piel, desollándose lentamente. Perdieron su razón y sus incomprensibles sentimientos. Perdieron su alma, su cuerpo. Esos seres que conocían la verdad pero que nunca la aceptaron, esos seres que herían a otros, ahora eran insectos negros que vivirían escondidos para siempre.

            La chiquilla rompió el reloj, no sin antes mostrar una delicada sonrisa malévola, haciendo que el tiempo comenzara desde cero.

            Los escombros se levantaron, acomodándose como si fueran piezas de un rompecabezas. Los colores volvieron a la vida y los árboles florecieron de nuevo.
            El fin que había iniciado con una solo sonrisa, había cesado con el comienzo de esa misma sonrisa.
            Ella era la nada, ella era todo.
            “El balance regresa a cero, el infinito nunca descansa. La verdad pronto será una mentira, una falsedad ante sus ojos. ¿Qué más hay si se hace un cambio de vez en cuando? Humanos siendo insectos, insectos siendo humanos. Todo es lo mismo, pero si logras poner atención, podrás ver tu verdadero ser en el reflejo del cristal.”